La quedada imposible


Desde que te conviertes en madre, una de las cosas que más se complica es la deseada "quedada sólo chicas".

Si tu idea es hacer una quedada para Navidad tienes que empezar a organizarla según acaba el verano porque si no te pilla el toro.
Todo empieza el día uno, cuando una ya cansada de que sus “eventos sociales” se reduzcan a cumpleaños infantiles, comidas con los amigos y los 20 niños que suman los hijos de todos (con todo lo que esto implica: en primer lugar que el resto de clientes del restaurante no dejen de echarte miradas asesinas, en segundo lugar que seas incapaz de comer la comida caliente porque estás dándole cucharadas de comida a uno, mandando callar al otro…, y en tercer lugar y no menos importante que después de tres horas con lo que te vas a casa es con una afonía horrible, dolor de tripa por ni tan siquiera masticar lo que te metes en la boca, sin haber tenido una conversación fluida con ninguno de los adultos y encima con menos pasta en tu cuenta corriente), domingos con los suegros, y algún que otro día de premio que sales a cenar con tu maridito (que por cierto te pasas el rato hablando de tus hijos) decide plantarse y proponer QUEDADA DE CHICAS.

Ese día emocionada y decidida se lanza a su whatsapp y crea el deseado grupo con todas sus amigas con el título más deseado de todos, con letras mayúsculas y acompañado de doscientos emoticonos “QUEDADA DE CHICAS ☺☺☻♫♫♪♀♀☻” todas nos lanzamos a contestar al segundo, tan deseosas como ella de esa quedada, de esa noche loca, de esa cena donde sólo hablemos de nosotras, que podamos masticar y disfrutar de la comida, sorber nuestra bebida disfrutando de cada gota, de esa noche que no tengamos que mirar el reloj, que no tengamos que estar pendiente de nadie ni nada más que de nosotras y de que nuestro color de labios permanezca intacto durante todo el tiempo, esa noche en la que descargar endorfinas bailando como una veinteañaera (mejor dicho bailando como una treinteañera con esas ganas de darlo todo que solo tenemos nosotras porque sabemos que una noche “only girls” es tan complicada que cuando la conseguimos queremos disfrutar cada segundo de ella) “me apunto”, “contad conmigo”… por supuesto todas estas respuestas acompañadas de 30 emojis de aplausos, flamencas bailando, serpentinas… vamos una fiesta, un jolgorio whatsappero.


El problema llega cuando una se atreve a romper la fiesta whatsappera, esa adrenalina, esa felicidad que todas tenemos en ese momento haciendo la temida pregunta “¿Cuándo?” entonces esa alegría desbordante que nos embargaba a todas desaparece de raíz y nuestro “grupito happy” se tiñe de gris: “El próximo finde cumple de mi padre, el siguiente tenemos un cumple infantil todo el sábado”, “Pues a mí dentro de 3 me va fatal porque mi marido tiene un curso todo el finde y no se puede quedar con los niños el día de resaca”, “Pues dentro de un mes es mi aniversario de boda y algo haremos” “Pues el siguiente ya es semana santa, ya tendría que ser después” “Justo después de semana santa son las bodas de oro de mis abuelos y nos invitan a cenar a todos”… y así hasta que al fin encontramos un sábado, dos meses después.

El grupo queda inactivo durante las siguientes 4 semanas y de repente se reactiva cuando una arenga a las tropas “Queda un mes!!!!” (por supuesto con los recurridos emoticonos fiesteros de felicidad absoluta) rápidamente todas nos venimos arriba, nos extraemos de nuestras rutinas (la oficina, los niños, las extraescolares…) y nos sumamos a escribir para calentar motores. Esto dura 4 o 5 días y de repente el sexto día la primera baja “Chicas al final ese día no voy a poder justo han puesto la despedida de mi prima ahí y claro tengo que ir” todas nos lanzamos a las teclas “Jó no me digas (emoji triste, de llanto…)” hasta que una dice lo que no queremos oír ninguna “Pues buscamos otro sábado, tenemos que estar todas” y todas escribimos “Claro tía, no puedes faltar”, pero lo que realmente pensamos es pues te jodes, realmente luego nunca vamos todas, alguna se tiene que sacrificar y esto lo único que hará será alargar un mes más la tan ansiada quedada, sin embargo mientras esto está en nuestras mentes estamos escribiendo ya próximos sábados que podemos tener disponibles, ya no hay vuelta atrás, volvemos a empezar…

Después de exponer, todas, nuestros próximos eventos un mes después del día X encontramos otro sábado. Volvemos a repetir el mismo proceso, un mes antes más o menos ya empieza el grupo a coger ritmo de nuevo y… ahora sí parece que llega el gran día (3 meses y pico después de la creación del grupo) ese mismo martes la primera baja “Chicas al final el sábado no puedo ir, mi suegra se ha puesto mala y a mi marido le toca estar el finde con ella” pues nada a 5 días vista, ya nuestras agendas programadas, todo organizado lo sentimos guapa te vamos a echar mucho de menos, a la próxima no puedes faltar (total queda medio año para vernos en otra, ya veremos lo que pasa). Por supuesto ésta no es la única baja, del miércoles al sábado caen un par más, pero el tren ya está calentando motores y este tren sale así aunque sea con dos pasajeros, jé!