Como ya sabéis hace relativamente poco que me convertí en mamá por tercera vez, no lo esperábamos pero desde que lo comencé a sentir en mi interior ya no concebía la vida sin él. El parto fue bien y Plátano baby está sanito y perfecto. Pero hoy os voy a hablar del post-parto, mejor dicho de la otra cara del post-parto, esa que nadie ve y de la que nadie se acuerda.
Cuando los bebés nacen las mamás pasamos inmediatamente a un segundo plano, toda la atención se la llevan los bebés, muy pocos nos preguntan qué tal estamos y no me refiero a lo típico de si estamos cansadas, con hambre, con sueño... me refiero a que muy pocas personas nos preguntan por nuestro estado anímico. De hecho hay quienes no conciben como una madre que acaba de tener un hijo precioso y sano pueda estar un poco decaída o tristona.
Incluso nosotras mismas nos culpamos por sentirnos así, la maldita culpa que va de la mano de una madre desde el comienzo.
¿Por qué sentirme triste cuando mi hijo ha nacido bien y está sanito?
Pues esto se pueda dar por muchos factores, uno de los factores que influyen son las famosas hormonas que nos hacen estar a flor de piel y especialmente sensibles en el momento del post-parto, donde menos nos miman y más lo necesitaríamos.
Otro factor son los cambios que experimenta nuestro cuerpo a lo largo del embarazo. En mayor o menor medida todas las mujeres embarazadas vemos como nuestro cuerpo se transforma: kilos de más, estrías, caída de pelo...
Este factor es el que más me está afectando a mí en este post-parto, a diferencia de los otros dos donde estaba más sensible por las hormonas y no tanto por mi aspecto físico pues me aceptaba y estaba a gusto con él.
En este embarazo he engordado infinito y más allá, como dice Manzanita , y a diferencia de en mis dos post-partos anteriores, en estos tres primeros meses no solo no he perdido ni un gramo, sino que he recuperado parte de lo que bajé en el parto. Vamos todo un drama, pero lo peor de todo es que no se me siento con fuerzas para volver a mis hábitos saludables pre-embarazo.
Es cierto que en el embarazo se debe comer sano y nunca llevar a cabo eso de comer por dos, sin embargo yo lo hice y lo sigo haciendo... se ha abierto la veda y soy incapaz de cerrarla.
Dicen que bastan 21 días para hacer tuyo un nuevo hábito, así que imaginaos todo un embarazo comiendo sin cortarme. Ahora no me veo capaz de volver a mis hábitos saludables. No llego a los 21 días que se necesitan para crear una rutina ni por asomo, no aguanto más de 2-3 días.
Pues esto es lo que me tiene un poco plof, no tengo ganas de que empiece el nuevo curso. ¡No tengo nada que ponerme! Así que me esperan 2 meses de mucha fuerza de voluntad si quiero incorporarme a gusto conmigo misma, no digo delgada, si no volver a aceptarme.
Por suerte y casi lo único a lo que he ganado la batalla en este embarazo y post-parto ha sido a las estrías, que a pesar de los kilos de más y de la subida tan drástica y en tan poco tiempo de kilos no han aparecido en mi piel. Esto ha sido gracias a que me asesoraron muy bien para vencer a las estrías y sobre las mejores cremas para ello, que podéis ver en este artículo y desde entonces siempre lo he tenido en cuenta en mis embarazos y post-partos.
Esta vez que he engordado considerablemente temía no poder vencerlas. Pero de momento se resisten y confío en que en este largo post.-parto de reencuentro con mi antiguo yo, no se dejen ver.
Contra los kilos se puede luchar con ejercicio, dieta sana, hábitos saludables y constancia espero quitármelos, si no todos por lo menos la mitad. Eso sí cuando tenga fuerzas para volver a ese estilo de vida que me ha acompañado tantos años, que de momento no me sale.
Sin embargo la lucha contra las estrías me da más miedo, pues se trata de marcas muy difíciles de vencer una vez que te salen y normalmente cuando aparecen no suelen marcharse, al menos sin intervenciones. Por este motivo es muy muy importante prevenir. Os invito a leeros el artículo que os he dejado un poco más arriba, si estáis en una situación de predisposición a que aparezcan.
Este post-parto me tiene un poco más plof que los dos anteriores porque no me siento yo, no me gusto y me cuesta sentirme cómoda con todos estos kilos. Con esto no quiero decir que sea mejor estar delgada, digo que yo me siento mejor con menos kilos, que no delgada porque tampoco es que fuese ningún fideíllo pero me aceptaba y eso es lo más importante aceptarte y quererte. Porque si te aceptas y te quieres, tu estima crecerá y tu humor en general y esa sensación de tristeza no te embargará.
En definitiva sentirte bien contigo misma te da seguridad y confianza en todos los aspectos de tu vida y si a algunas nos ayuda a sentirnos bien no tener estrías o perder esos kilos de más pues a poner remedio.
Otro factor que puede agobiar a algunas mamás es el tema lactancia (que por cierto dicen que adelgaza, a mí desde luego que no) cuando les cuesta que ésta sea satisfactoria, no se sienten sexys ni cómodas con todo lo que esto supone en nuestro cuerpo... porque aunque yo soy muy pro-lactancia y me encanta amamantar a mis hijos creo que la primera regla es sentirte cómoda con la lactancia y querer practicarla por placer, no por obligación.
Así es en el post-parto no todo son sonrisas, también hay alguna lágrimas y no está de más que se nos diga.