Segunda luna de miel


A principios de julio llevamos a los frutitos a casa de los abuelos para pasar allí el mes de julio. Ellos se han quedado encantados disfrutando de la playa, el aire puro y la familia que vive allí. Los abuelos felices por poder pasar unos días con sus nietos a los que ven mucho menos de lo que les gustaría. Por supuesto, ni que decir tiene que “él” y yo tampoco estamos llorando por las esquinas, pues a nadie amarga un dulce.

Esta semana “él” y yo la hemos disfrutado a tope, que sí que a “l@s frutit@s” se les echa de menos, la casa está como vacía sin sus gritos, todos los juguetes por medio y los dibujos en la tele (a pesar de que no les prestan la mínima atención) pero ¡Qué descanso!, ¡Qué sensación de libertad! Y el hecho de salir del trabajo y pensar ¿Qué hago? Dios mío ¡Pura vida! Hacía que no me pasaba una tarde entera de compras sin mirar el reloj para llegar a la hora de los baños y la cena desde... el año pasado en julio que también se fueron con los abuelos ¡Jé! sí somos reincidentes ¡Qué placer!

“Él” y yo hemos aprovechado para hacer algún que otro plan de “solteros” que durante el resto del año no hacemos con tanta frecuencia como querríamos, vamos, estamos viviendo una segunda luna de miel. Esta semana hemos ido a cenar a dos terrazas de las que teníamos buenas referencias y no habíamos tenido la oportunidad y otra noche nos fuimos al cine.

Algunos amigos y conocidos nos miran con caras raras y hacen comentarios del tipo “Yo no podría estar sin mis hijos tanto tiempo”, “Nosotros siempre con nuestros hijos”, “¡A 600 km de distancia! ¡Qué angustia! ante cualquier problema no estás allí en 1 hora”…  Por momentos me han hecho sentir hasta “malamadre” por dejar que mis hijos disfruten de sus abuelos en la playa ¡Por favor!

Ahora mismo voy en el tren camino hacia ellos y a pesar de que la semana ha sido buena y la hemos aprovechado mucho, estoy deseando llegar y darles un súper achuchón a mis frutit@s. Eso sí, el domingo de vuelta, que ya tenemos un montón de planes para la próxima semana. 

Al final va resultar que esto de tener que trabajar en julio tiene su aquel.