Hace un par de semanas os conté, en un post, que mi relación de pareja, a raíz del nacimiento de nuestros frutitos, empezó a deteriorarse. Hasta tal punto de que si seguíamos en esa línea, el final de nuestra historia de amor sería inevitable. En dicho post compartí con todos vosotros los 8 errores que habíamos cometido para llegar a esa situación, los podéis ver aquí.
Hoy recupero este tema para contaros nuestras soluciones a todos esos errores y así evitar el declive definitivo de nuestra relación. Como os conté en el citado post, llegó un punto en el que vimos que si no reaccionábamos y manteníamos esas actitudes y comportamientos, se nos escapaba definitivamente lo que tuvimos: esa complicidad, ese deseo, esas risas, esa atracción, esa paz, es connivencia entre los dos, que existía antes de que nuestras vidas giraran por completo en torno a nuestros hijos y nos abandonásemos en pro de ellos.
Os voy a enumerar todas las acciones que nosotros llevamos a cabo para recuperar todo eso que teníamos, a modo de las 7 claves de oro para que la relación de pareja sobreviva a los hijos (siempre desde nuestra propia experiencia):
1. La primera clave es detectar que estamos en crisis y más importante aún reaccionar ante ella. Identificar que la relación va mal es la parte fácil, es algo que se percibe claramente. Lo realmente complicado es actuar frente a esto, no quedarse en el reconocimiento del problema sino centrarse en resolverlo. Nada se soluciona por arte de magia, hay que remangarse las mangas y trabajar en ello.
2. No discutir por todo, contar hasta 10 antes de saltar y evitar las críticas vacías a favor de comentarios constructivos para expresar aquello que nos molesta o con lo que nos estamos del todo de acuerdo. Es decir, intentar solucionar las discrepancias entre ambos, no desde la discusión y sin intención de ceder o hablar sobre ello, sino con predisposición al diálogo e intentando empatizar con el otro. (En nuestro caso la mayoría de nuestros reproches y divergencias son de temas relacionados con nuestros hijos).
3. Obligarse a tener momentos sin niños e intentar tener otros temas de conversación que no sean únicamente ellos. Hacer planes con los niños está genial, es muy sano y positivo hacer planes en familia. Recuerdo que cuando mis frutitos eran muy pequeños, nos los queríamos llevar a todos lados, salidas, viajes... es más, se nos llenaba la boca diciendo eso de que no nos molestaban y que los llevábamos encantados. Sin embargo, esto no hacía sino desdibujar aún más la relación de pareja en detrimento de la familia. Con el tiempo descubrimos que es necesario tener momentos en pareja libre de niños, esto no debe ser algo aislado, sino algo habitual. Uno de nuestros planes de acción fue fijar como mínimo 2 salidas al mes, para cenar, almorzar, ir a ver un espectáculo de adultos... etc. Recuperar, al menos 1 vez cada 2 semanas, esos planes que hacíamos antes de tener a los frutitos. Una vez que nos habituamos a esto, llegó la también necesaria "escapada sin niños". Nuestra primera escapada sin niños, desde que nació el Melocotón en 2010 no se produjo hasta mayo de 2015. Fue tan positiva para nuestra pareja que en julio del mismo año los mandamos a los 2 al "paraíso" con los buenos abuelos y el año pasado volvimos a repetir (os lo contaba en el post "Segunda luna de miel").
4. Repartir las tareas con los niños equitativamente, de modo que los 2 tengáis momentos con ellos y que no solo un miembro de la pareja cargue con todo el peso. Esto permite que ambos disfrutéis de las actividades que hacéis con ellos, pues estaréis más desahogados y aquello que compartís lo hagáis con mayor motivación. En nuestro caso el reparto de tareas fue muy positivo, pues además de evitar discusiones por el yo he hecho te toca a ti, ya que están definidas de antemano, permite que no te llegues a saturar con tantas cosas y disfrutes en compañía de tus hijos de aquello que hacéis juntos, ya sea los deberes, leer, la ducha o prepararles la cena mientras ellos ponen la mesa.
5. Tener algún detalle o gesto con la pareja. Es muy habitual dejarse arrastrar por la rutina del día a día, la falta de tiempo, las prisas... y ni siquiera dedicarle un minuto de tiempo al padre/madre de tus hijos. No me refiero a algo material, basta con una mirada cómplice, una sonrisa, un beso porque sí y no el "mecánico" de llegada o salida de casa, una nota en la nevera o en el espejo del baño, un WhatsApp con unas letras bonitas desde el trabajo, esperarle con una copa de vino a la salida de la ducha, hacerle un masaje, tocarle el pelo mientras veis la tele... Cualquier gesto que le haga sentir un "poquito mimado".
6. No descuidarse "sentirte guapa o guapo". Convertirte en madre o padre no tiene que implicar abandonarte como persona. Y no me refiero solo a "chapa y pintura", cuidarse en todos los aspectos, dieta sana, ejercicio, momentos para ti que permiten que estés más descansad@, más feliz y que te veas mejor. El hecho de verte mejor hará crecer tu autoestima, verte más atractiv@ y esto implica que el otro te vea también así y se vuelvan a despertar sentimientos dormidos.
7. La sexta clave da paso a la séptima y última, pero no por ello menos importante: recuperar la vida sexual. El sexo en la pareja es una parte fundamental, si bien no es lo más importante, si ocupa un lugar esencial en una relación. Tener una vida sexual satisfactoria aporta una conexión muy importante entre los dos, que va más allá de lo físico es algo emocional, que contribuye al bienestar de la pareja en otros ámbitos. Lo que nosotros hicimos para recuperar esta parte que habíamos descuidado fue innovar, salir de la rutina, huir del mismo día, a la misma hora y en el mismo sitio. Intentar dar pie a que surjan otros momentos factibles para el sexo, introducir juguetitos, algún juego, posturas nuevas, sitios diferentes... y también alguna vez "el aquí te pillo aquí te mato" un "rapidito" no hace daño a nadie y si encima le añadimos el "jugar al límite" el miedo a que te pillen, placer asegurado.
Pues bien, éstas fueron las soluciones que pusimos a todos esos errores que nos arrastraban hacia el precipicio. Las 7 claves que mantenemos muy presentes en nuestro día a día, porque aunque ser padres es el papel más maravilloso que nos ha tocado interpretar en esta vida, disfrutar de tu pareja no implica que nuestra actuación como padres sea peor, al contrario, considero que mejor.