Nuestra vida va pasando por distintas etapas, dependiendo de la edad. Pasamos de niños a adolescentes y justo en este momento aparecen los primeros "amigos especiales", tanto para ti como para la gente que te rodea, que viene a ser la gente de la que te rodeas, con edades similares y circunstancias parecidas.
Las etapas de la vida
Nuestra vida va pasando por distintas etapas, dependiendo de la edad. Pasamos de niños a adolescentes y justo en este momento aparecen los primeros "amigos especiales", tanto para ti como para la gente que te rodea, que viene a ser la gente de la que te rodeas, con edades similares y circunstancias parecidas.
Amamantando por placer, no por obligación
Durante el embarazo de mi frutito todo el mundo no hacía más que decirme lo positivo que era la lactancia materna. Todos los libros y revistas que me leí sobre el tema, que fueron muchos, apostaban por ella. En las clases preparto mi matrona nos insistía en que teníamos que intentarlo, pues para los bebés era lo mejor. La asociación española de pediatría lo recomendaba al menos durante los primeros 6 meses de vida del bebé.
Los segundos son otra historia
En mi caso puedo decir bien alto que los segundos son otra historia. Desde el embarazo, pasando por el parto y terminando con la crianza en general.
Yo también he sido mamá primeriza
Un buen día mi instinto maternal despertó, por aquel tiempo aún andaba en la veintena. Trabajaba a jornada completa, iba al gym de lunes a jueves a la salida del curro, y mis únicas preocupaciones eran hacer mi trabajo lo mejor posible, comprarme el último modelito por el que me encaprichaba, mantener la línea, cuidarme y organizarme para pasar tiempo con "él" y con mis amigas. Esto lo percibo así ahora, en aquel momento notaba que me faltaba algo, el fruto del amor incondicional hacia mi guapísimo y querido novio, un pequeño frutito que viniera a completarnos. Ya estaba cansada de salidas nocturnas hasta el amanecer, de las cañas de viernes al mediodía que acababan en un garito por la noche, de las jornadas de compras interminables de los sábados, los domingos de resacas tumbados en el sofá comiendo pasta y zapeando… (¡Pero qué ilusa, cuán maravilloso era todo aquello, aiiiiiinnnnnsss!)
Mis frutos del amor
Corrían los años 80 y mi yo niña amanecía un 6 de enero con la ilusión y la emoción de quien aún cree que 3 señores montados en sus camellos vienen cargados de regalos para los niños que han sido buenos.
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