Reyes Magos, a debate


Durante estas Navidades he leído varios posts tratando el tema de los Reyes Magos. Por eso he decidido que mi tercer post “A debate”, junto con Jornada reducida, a debate  y Deberes, a debate, sea éste. He buscado y husmeado todo lo que había sobre el tema.
Me he encontrado desde posts que dicen que hacer creer a los niños en los "Reyes Magos" en cierto modo es mentirles, como el de Juls de Bebé a Mordor (os dejo aquí el link Navidad y mentiras a los niños) a otros como el de Leila de Mi Regazo a favor de dejar que los niños crean en los Reyes Magos (pincha aquí para leerlo).

Pues bien, después de leer, mucho, sobre lo que opina una parte importante de la blogosfera sobre los tres señores de Oriente, daré mi particular visión al respecto.

Me encanta la Navidad y dentro de ella el día de Reyes me parece el día más maravilloso y mágico del año. Muchos de los recuerdos más bonitos que conservo de mi infancia son del día de Reyes. 

Recuerdo llegar a mi casa después de ver la cabalgata, con los bolsillos llenos de caramelos y ese nervio contenido en el estómago porque se aproximaba el gran momento. Me acuerdo como una vez en la cama, cerraba los ojos con mucha fuerza deseando dormirme cuanto antes, para que ellos, los Reyes, pudiesen entrar en casa y dejar los regalos para toda la familia. No sé con exactitud si tardaba en quedarme dormida más que otra cualquier noche, pero esa era mi sensación por las tremendas ganas que tenía de hacerlo para que llegara antes el gran momento de despertar. Una vez que amanecía, más temprano que tarde, los 3 y luego los 4, corríamos por el largo pasillo que llevaba desde nuestras habitaciones hasta el salón donde nos esperaban los regalos, esa sensación de felicidad, nervios e ilusión durante esos minutos hasta llegar, ver los regalos y desenvolverlos es "la felicidad" en el sentido más amplio de la palabra. Recuerdo cada 6 de enero como si hubiese sido ayer, de hecho hace unos meses escribí un post donde mencionaba un día de Reyes de mi infancia Mis frutos del amor.


No recuerdo como me enteré de que los Reyes Magos no eran ni tan reyes ni tan magos, así que como os podéis imaginar para mí no fue ningún tipo de decepción. Sé, porque mis padres me lo dicen, que era bastante "mayor", cosa nada rara porque siempre he sido muy inocente, soñadora e infantil, una eterna “Peter Pan”. Por tanto, en mi caso, mis padres no tuvieron que contarme nada, ni yo les pregunté, ni fue ningún momento decepcionante para mí, ni agobiante para ellos. Para mí los Reyes Magos han sido magia e ilusión toda la vida, sin punto de inflexión al enterarme de "la gran mentira".

La experiencia de "él" es muy similar a la mía, los 2 somos unos apasionados de los Reyes Magos, nos dejamos llevar por su magia y vivimos con ilusión y emoción todo lo que lo rodea. Antes de tener a los frutitos cuando vivíamos los dos solos nos preparábamos con auténtico entusiasmo el gran día y siempre teníamos alguna forma divertida y original de recibir los regalos de Reyes al despertarnos. 

Cuando nació el Melocotón fue aún más emocionante y esa emoción se multiplicó por 4 cuando nació la Manzanita. En villa frutitos vivimos los Reyes desde días antes al día 6. Miramos, pensamos y razonamos lo que vamos a poner en nuestra carta: primero hacemos una selección inicial bastante loca de todo lo que se nos ocurre, luego pensamos verdaderamente que nos haría mucha ilusión y dejamos la lista reducida a 4 juguetes, una vez que tenemos esa lista de 4 vamos a verlos a una juguetería, miramos videos de ellos en youtube y nos imaginamos como jugaríamos con ellos en casa y si nos apetecería jugar mucho o lo dejaríamos en la estantería después de dos días. Tras este ejercicio ya tenemos 2 juguetes para poner en nuestra carta y por supuesto nunca se nos olvida pedir algún libro sorpresa, pues nos encantan todos los libros. 


El momento de escribir la carta es muy especial, mi frutita recorta los dos juguetes que quiere pedir (porque aún no sabe escribir) y mi frutito la escribe con la mejor de sus letras, totalmente concentrado. Luego pegamos pegatinas o hacemos dibujos para adornarla y que nos quede muy bonita. Por último, días después, vamos a entregarla a los Reyes Magos o a los pajes reales (depende del año) y le contamos lo buenos que hemos sido o no tan buenos (los niños siempre dicen la verdad).

El día 5 es mágico desde que nos levantamos, ese día los papis no trabajamos (el único día del año que tenemos claro que lo cogemos de vacaciones) por la mañana buscamos alguna actividad relacionada con los 3 señores de Oriente como ir el tren de los Reyes Magos y luego los volvemos a ver por la tarde en la cabalgata. Cuando llegamos a casa hacemos todo el ritual: zapatos de los 4 debajo del árbol, vasos de leche y galletas para los Reyes y agua y zanahorias para los camellos. 

Prepararlo todo junto a él es uno de los momentos más fascinantes del año, hacemos un camino de globos que ellos siguen desde su habitación hasta el salón donde les esperan sus regalos. 


El día de Reyes es pura felicidad desde que amanecemos hasta que nos acostamos. Abrir, jugar y disfrutar de los regalos que nos han dejado durante todo el día, es un día para jugar. Por supuesto también para desayunar roscón de Reyes y hacer la última copiosa comida de las Navidades con la familia. Tras el intenso día se apagan las luces, se guarda el atrezzo y nos despedimos de la Navidad hasta el próximo año.



Desde mi humilde punto de vista, los Reyes no entran "a debate", yo quiero que mis hijos vivan la magia de los Reyes Magos toda la vida, como lo he hecho yo. Sin dramas, ni miedos a que se puedan enterar de "una mentira" que yo no considero tal. Quiero envolver a mis frutitos de la ilusión de este día y que cuando se enteren, como me pasó a mí, estén tan borrachos de magia que ni se percaten.

¡Larga vida a los Reyes Magos!