Hoy estas letras las escribo para ti, mi querida y amada Manzanita:
De unos meses a esta parte, todo el mundo no para de decirme lo mucho que te vas pareciendo a mí, cada vez más.
Físicamente me cuesta reconocerlo, pues eres un millón de veces más guapa que yo, que mi yo de ahora y que mi yo de niña. Por mucho que miro las fotos de mi más tierna infancia no consigo verte en esa niña (que continúa teniendo un tremendo parecido con mi yo actual) tú eres infinitamente más preciosa. Tu cara es mucho más expresiva, tu sonrisa más bonita y tus ojos claros se alejan mucho de mis comunes ojos marrones. En definitiva, aunque es cierto que veo cosas similares como el pelo ondulado y un poco a "lo loco" que las dos nos gastamos y algunos gestos que me recuerdan a mí, si hablamos de físico, en la tómbola a ti tocó la papeleta ganadora.
En tu forma de ser sí que me veo mucho más reflejada. Tus buenosabuelos no paran de repetirme que les da la sensación de retroceder 30 años en el tiempo cada vez que vamos a visitarles. pues en cada gesto, en cada cosa que haces ven a esa niña que yo fui.
Eres tan coqueta como yo lo era (y lo sigo siendo, eso no se va nunca), me hace gracia que te pases el día con mis collares y pulseras colgados y que aproveches la mínima de cambio para ponerte mis tacones o los tuyos de flamenca y te pases un buen rato taconeando con ellos. Pues ambas cosas, las hacía yo de pequeña, solo que como tu abuela era y es menos aficionada a la "bisuta" de lo que lo soy yo, me colgaba las cadenas de plástico de los chupetes o cualquier otra cosa que hiciera las veces de collar.
Comiendo, por desgracia, también eres igual que yo lo era de niña, odias el momento "almuerzo" y "cena" nunca tienes hambre y no hace otra cosa que marear la comida (exactamente como yo, de pequeña, que ahora me lo como todo) pero a los dos minutos te entra el hambre de galletas, magdalenas, chocolate... (si Basulto me leyera le daba un patatús).
Además de esto, tienes imaginación desbordante, te pasas el día contando cuentos que te inventas y los juegos simbólicos son tus favoritos pues la creatividad y fantasía viven en ti. Yo siempre he sido una niña muy fantástica e imaginativa y en esto no puedes ser más yo. En cambio tu hermano, mi Melocotón, es mucho más racional y prefiere jugar a juegos donde tiene un papel fundamental la lógica (en este sentido es muy parecido a tu padre).
Otra cosa en la que somos casi idénticas es en lo muchísimo que nos gusta hablar a las dos, juntas no nos aburrimos, no callas ni debajo del agua (literal por eso te tragas cada verano litros y litros de agua de piscina y playa). Nos pierde el dulce y nos apasiona ir de compras. (Sí señores, mi pequeña frutita de 3 años ya es toda una aficionada a ir de compras, el sueño de mi vida, una compañera para salir de compras). Cuando el ginecólogo nos dijo que serías una niña, pensé casi de inmediato que ojalá cuando fueses mayor te gustase ir de compras, pero sinceramente nunca imaginé que con 2 años te podría llevar ya conmigo y que disfrutaras de ello. Así tu papá se queda con el Melocotón jugando al fútbol o al baloncesto (a los dos les encanta el deporte) y nosotras nos vamos a practicar nuestro deporte favorito y todos tan contentos, ¡jé!.
De mi infancia tengo muchos recuerdos, no sé si muchos de ellos son verdaderos recuerdos o instantáneas que tengo en mi mente que tus buenosabuelos han ido refrescando y dando vida al compartir historias y situaciones conmigo y recordándomelas con el paso del tiempo. Sea de un modo u otro, muchos de estos recuerdos coinciden con muchas cosas que haces tú, y la verdad es que esto me gusta y mucho. Me sorprende lo que es la genética y como es posible que vea reflejada en ti, con tanta nitidez, a esa niña que yo fui.
No sé si la vida me permitirá verte a mi edad, cuando seas madre, o incluso mucho mayor de lo que yo soy ahora, pero estoy convencida que en ese futuro seguiré viéndote en mí. Cuando llegue ese momento, aún lejano, en el que deseo poder seguir disfrutándote, sé que veré en ti mucho de la mujer que hoy soy, porque sí mi querida Manzanita eres tan yo, como yo misma.
Te amo con locura y no porque los caprichosos genes se hayan conjugado para que seas tan parecida a mí, te amo porque eres increíble, divertida, lista, dicharachera, graciosa, charlatana, porque eres mejor que yo en todos los aspectos, porque a pesar de tener mi esencia tu aroma resulta mucho más placentero. Te amo de las misma manera que amo a tu hermano, tan distinto a mí, tan observador, tan inteligente, tan ordenado, tan metódico, tan dulce, discreto y bondadoso.
Gracias a los dos por existir, por ayudarme a conocer la verdadera felicidad (y también por haberme ayudado a valorar el tiempo, ¡jé!) a ti por ser tan yo y a él por ser tan igual que vuestro padre, así no nos damos envidia.
Gracias, gracias y gracias!
Mamá.